La capital holandesa ha puesto en marcha una medida pionera a nivel mundial: abandonar el uso del gas natural en favor de emplear energías alternativas para combatir el cambio climático.
El objetivo es cumplir el objetivo fijado en el Acuerdo de París, iniciando en 2017 la reconversión energética. Por el momento ya han sido construidos dos barrios sin esta infraestructura. Se estima que en más de 10.000 hogares se desconecten de la red de gas natural durante el año que viene y que en los próximos 4 años más de 100.000 hogares puedan ser abastecidos sin gas natural.
El plan establece que la ciudad sea libre de emisiones de CO2 en el año 2050.
Los portavoces del plan señalan que la alternativa energética que se propone será “una red alimentada con la energía restante de la industria, y también la derivada de la quema de basuras en dispositivos específicos”.
El cambio se producirá de forma gradual para que las compañías eléctricas y energéticas puedan adaptarse al nuevo modelo de consumo. Respecto a los ciudadanos, no tendrán que asumir gastos adicionales, ya que el Estado holandés subvencionará el proyecto.
Pero hay algo más, ya que además del propósito ecologista la intención de reducir el consumo de gas natural obedece a otra causa: los terremotos.
Sucede que las extracciones de gas natural en el Mar del Norte producen seísmos de 4,5 grados al norte del país. Es por este motivo que gran parte del gas natural es importado desde Rusia y Noruega, si Ámsterdan consigue su objetivo, la dependencia de ambos países se reduciría notablemente, y el país estaría muy cerca de cumplir los objetivos firmados en el Tratado de París.
¡Bravo por la puesta en marcha de este proyecto, ojalá el resto de países tomásemos ejemplo!