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Consejos para dormir sin calor en las noches de verano

Consejos para dormir sin calor en las noches de verano

Uno de los problemas más sonados con la llegada del verano y las altas temperaturas es la pérdida en la calidad del sueño. La dificultad para coger el sueño ocasionado por los cambios en la vida diaria, las abundantes comidas copiosas o el mayor número de horas de luz de la época estival se multiplica con la subida de temperaturas, principalmente las nocturnas, propia de esta época del año.

La principal y más efectiva solución a este problema es contar con un aparato de aire acondicionado, que a su vez cuente con la opción de “modo noche”, especialmente diseñado para cuando dormimos. Si no tenemos este punto, podemos encenderlo con una temperatura entre 23 y 25 grados, ya que dormir por encima de los 26 es cuando la calidad de nuestro sueño se ve afectada.

Sin embargo, si todavía no cuentas con aire acondicionado en tu domicilio o quieres otros consejos que sirvan como complemento, apunta estas ideas que te ayudarán a pasar mejor las noches de los meses de verano.

Proteger del calor y la acción del sol tu dormitorio es uno de los aspectos más importantes para ayudarte a tener acondicionado tu lugar de descanso. Para ello, te recomendamos abrir ventanas, bajar las persianas, dejando espacio para que entre el aire de la calle, y cubrirlo con el toldo.

Otro punto que no hay que pasar por alto es la presencia de aparatos electrónicos y el calor que emiten. Es por eso, que se aconseja no tenerlos encendidos en tu habitación, o bien, cambiarlos de estancia.

Las comidas y bebidas que ingerimos durante las horas cercanas a la noche también son relevantes en su repercusión en el sueño. Si tomamos alcohol o comidas copiosas y calientes harán que nuestro cuerpo genere más calor, subiendo nuestra temperatura corporal y afectando directamente en la capacidad para conciliar el sueño. En verano, mejor renovar el dietario y alimentarnos de comida fresca.

Por último, una ducha a una temperatura templada será clave para ayudarte a refrescarte antes de ir a dormir. Pero, cuidado, no lo confundas con una ducha fría. La diferencia reside en que ésta provoca reacciones de energía en nuestro cuerpo, por lo que en unos minutos volveremos a tener calor. No obstante, con una ducha a una temperatura media, no se produce esta reacción y asegura una sensación de frescor más duradera. 

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