Uno de los trastornos oculares más frecuentes durante la época estival es el síndrome del ojo seco. El aire acondicionado, junto a otras situaciones como lugares con humo, corrientes o la contaminación ambiental, es uno de los causantes de este síndrome.
Para combatirlo, y que no pasar calor y no sufrir problemas en tu ojo no sean incompatibles, traemos unas recomendaciones que debes tener en cuenta para tu salud ocular.
El síndrome de ojo seco es uno de los trastornos oculares más frecuentes cuyos síntomas se ven incrementados por el aire acondicionado, los ventiladores, el uso excesivo de la calefacción, los lugares cargados de humos, las corrientes de aire y la contaminación ambiental, que resecan la superficie ocular, aumentando el número de personas que lo sufren.
Las lágrimas artificiales y las pomadas lubricantes son la principal y la forma más sencilla y práctica de paliar este problema. Ayuda a controlar la sequedad de tu ojo así como su irritación. Puedes conseguirlos fácilmente en la farmacia y son de fácil aplicación. Se recomienda su aplicación antes de realizar aquellas actividades donde el ojo sufre más estos síntomas, como leer, conducir, trabajar con ordenadores o ver la televisión. En caso de que este tratamiento no sea suficiente para disminuir los síntomas de sequedad en tu ojo, podemos recurrir al taponamiento de los conductos lagrimales, ya que, al obstaculizar el drenaje de lágrimas, se consigue conservar la hidratación de tu ojo y protegerlo. Otro tratamiento son los colirios, también de aplicación rápida y que se pueden conseguir de forma sencilla.
Para prevenirlo y no tener que recurrir a estos tratamientos para poder disfrutar de la climatización durante los meses de más calor, de junio a septiembre, se recomienda evitar el humo de tabaco, beber abundante agua, si utilizas lentes de contacto no llevarlas durante más de 8 horas, así como no abusar del maquillaje alrededor del ojo. También se aconseja seguir una buena alimentación y equilibrada, siguiendo la dieta mediterránea rica en ácidos omega 3 necesarios para garantizar una buena salud ocular.
