La biomasa es toda aquella materia orgánica de origen vegetal o animal (incluyendo residuos y desechos orgánicos) que puede ser utilizada para aprovecharse energéticamente.
Actualmente la biomasa constituye una de las fuentes de energía renovable con mayor perspectiva y crecimiento, esto es debido a los avances que ha experimentado en los últimos años.
Dentro de la biomasa, podemos destacar dos tipos de combustibles naturales, los policombustibles y los sólidos.
- Policombustibles: son los combustibles naturales de origen vegetal pelletizados o triturados que no tienen por qué ser necesariamente de primera calidad. Dentro de ellos se ubica el pellet, huesos de oliva, cáscaras de almendra, avellana, orujillo…
- Sólidos: en este caso nos referimos principalmente a la madera.
Las principales ventajas de este tipo de combustible son las siguientes:
- Utiliza combustibles que de otra manera se destruirían, sin embargo, este tipo de calderas de biomasa los convierten en energía calorífica
- Su coste es hasta cuatro veces más barato que el de las energías convencionales.
- Gran variedad de combustibles a nuestra disposición.
- Su tecnología avanzada garantiza funcionamiento, alto rendimiento y fiabilidad.
- Ayuda a evitar incendios.
- Hay un gran excedente de biomasa.
Espacios óptimos para su instalación:
- Instalaciones industriales donde se produce y donde se necesita energía térmica.
- Instalaciones industriales que necesiten calor prolongado en forma de aire, agua caliente, vapor o aceite térmico.
- Espacios públicos como colegios, bibliotecas, hospitales…
- Edificios de viviendas con calefacción central
- Sistemas de calefacción urbana, centralizada o de distrito.
- Segundas residencias.