A continuación vamos a realizar una comparativa entre un sistema de agua caliente sanitaria por medio de captadores solares y un sistema de energía fotovoltaica que caliente el agua de un termo eléctrico. Veremos las ventajas y desventajas que presenta cada uno en función de su eficiencia, el tipo de emplazamiento en el que irán colocados y a fin de cuentas, cuál nos resulta más económico a largo plazo.
Los expertos parecen estar de acuerdo en que la forma más eficiente a nivel técnico para calentar agua es una instalación de energía solar térmica. La diferencia es que con la energía fotovoltaica puedes generar tu propia energía, por lo que el coste es menor. Además, la energía restante puedes utilizarla para otros consumos eléctricos de tu vivienda. Hacer lo mismo en el caso de la energía solar es desaconsejable porque puede producir daños en el sistema.
Una instalación de paneles térmicos normalmente puede cubrir entorno al 60% del consumo de agua caliente. Para llegar al 100% el resto del aporte deberá ser cubierto por una instalación auxiliar (calderas de biomasa, gas, gasóleo, bomba de calor, termoacumuladores, etc.). No es rentable tener una instalación solar térmica que cubra el 100% de la demanda energética, ya que se necesitaría una instalación demasiado grande y la inversión inicial no compensaría el ahorro energético obtenido a largo plazo.
¿Cuánto cuesta una instalación solar térmica?
Esto depende de diferentes variables, pero la media está en torno a 900€ – 1400€ por metro cuadrado.
Para hacernos una idea al completo, una instalación fotovoltaica al completo puede costar unos 5.000€ y una instalación térmica solamente para calentar agua puede estar hacia los 3.000€. Por otra parte, debemos tener en cuenta que si la energía fotovoltaica la vamos a emplear solamente para calentar agua nos saldría por unos 2.500€.
La opción que vemos atendiendo a estos datos y con unos resultados muy buenos es la de combinar ambas energías renovables.
La aerotermia tiene unos costes de instalación y mantenimiento similares a los de un equipo de climatización estándar, e incluso inferiores, ya que no requiere ni depósitos de combustible ni salida de humos. En cambio, la energía fotovoltaica sí que tiene unos costes de mantenimiento especialmente bajos, aunque es cierto que las barreras legales y administrativas todavía suponen un impedimento en su instalación y regularización. Esto a fin de cuentas se irá superando poco a poco, por lo que a la larga es una opción muy positiva económicamente hablando. Es una tecnología que está experimentando una fuerte reducción de precios y cuyos sistemas de acumulación son cada vez mejores y más baratos.