Si cuentas con un negocio hostelero, sabrás que ofrecer una terraza durante los meses de invierno a tus clientes es una ventaja competitiva muy importante. Este servicio ha cobrado fuerza durante los últimos años, desde que se implantase la Ley Antitabaco en el año 2011.
La normativa obligó a los bares a dar una vuelta de tuerca a sus espacios al aire libre, para adaptarles principalmente a los clientes fumadores.
La alternativa por parte del sector ha sido la instalación de puntos de calor en la zona de la terraza, para conseguir así crear tanto espacios en los que los fumadores puedan seguir disfrutando del consumo de tabaco, como espacios atractivos y especiales en los que los no fumadores se encuentren cómodos.
Estas fuentes de calor son sistemas eléctricos por infrarrojos (calor puntual), que no necesitan de un calentamiento previo ya que su rendimiento es inmediato y su instalación es económica y sencilla.
Estos sistemas son limpios, adaptables, de bajo consumo energético y con una estética muy discreta. Otra opción para calentar zonas más amplias es la elección de estufa a gas (las llamadas “setas”).
Hay modelos que cuentan con una pantalla emisora integrada en la estufa, que se pone incandescente y emite calor radiante. El reflector superior de aluminio refleja en la superficie circular. Este tipo de modelos incluyen ruedas resistentes para adaptar la zona exterior a calefactar.
Las terrazas de invierno crean pequeños microclimas en zonas al exterior con temperaturas suaves y muy agradables durante el invierno. Además, gracias a los estéticos diseños de los calefactores, un mobiliario adecuado y una iluminación cuidada, se han convertido en zonas muy especiales, confortables para el cliente y muy rentables para el empresario.
Su uso puede extenderse más allá de la hostelería, sirviendo también para terrazas particulares y espacios al aire libre en urbanizaciones.